Sr Lola Arrieta, Carmelite Sister of the Caridad...
The text of Sr. Lola Arrieta, Carmelite Sister of the Caridad de Vedruna, expert in...
0HOMILIA
El texto bíblico que acabamos de proclamar en esta oración de alabanza matutina nos habla del amor de Dios, un amor tierno y apasionado por su pueblo. Este amor suyo llega hasta el extremo al enviarnos su Hijo al mundo, venido en carne, despojándose de su rango y rebajándose hasta lo último en una muerte como la de la Cruz. No cabe más amor. Por eso, aquí está la clave de todo: acercarse a Cristo, encontrarse con El, llevar a los hombres, a los Jóvenes, hasta El, llevarles a la luz que es Cristo. El que es la Luz y la Verdad, ha venido para dar testimonio de la Verdad, que se realiza en el amor, un amor sin medida como el de Jesús: la verdad de Dios y la verdad del hombre. Nada de lo humano le es ajeno a El. Es la clave para ver y comprender esa gran y fundamental realidad que es el hombre. No se puede comprender y ver al hombre hasta el fondo sin Cristo. O más bien, el hombre no es capaz de verse a sí mismo, de comprenderse a sí mismo hasta el fondo y llegar a ser lo que es y está llamado a ser hasta el fondo sin Cristo. No puede entender quién es, ni cuál es su verdadera dignidad, ni cuál es su vocación, ni su destino final. No puede ver y entender todo esto sin Cristo. Y por esto no se puede excluir a Cristo de la historia del hombre en ninguna parte. Excluir a Cristo de la historia del hombre es un acto contra el hombre; la historia de cada hombre se desarrolla en Jesucristo; en El se hace historia de salvación, historia del amor de Dios en favor del hombre.
Todo hombre,- también el hombre roto de hoy, las nuevas generaciones -todo lo humano, la cultura y las culturas en las que se expresan las búsquedas e inquietudes de la humanidad – también la cultura quebrada de nuestra época- están hechos para el encuentro con Cristo, y sólo en Cristo podrán encontrar el camino de la realización plena de la propia humanidad. El mundo actual necesita ver; son muchos los hechos, las corrientes de pensamiento en la cultura dominante, los comportamientos de los hombres que están expresando que el mundo necesita ver, que reclama una profunda reconstrucción para que pueda tener otras miradas que le conduzcan por sendas de humanidad verdadera. Los países de vieja tradición cristiana, la vieja Europa necesita de una inmensa tarea de reconstrucción. Esta reconstrucción ha de empezar por la recuperación de la persona humana. La clave para esa recuperación es el encuentro con Jesucristo, el Redentor del hombre, el que nos guía y nos hace participar de la verdad que libera. De ahí que urja el encuentro personal de los jóvenes con Cristo, y así habrá esa reconstrucción tan necesaria como urgente y por ello la necesidad apremiante de una nueva evangelización de los jóvenes de hoy que les conduzca a ese encuentro con Cristo.
Por ello la reconstrucción de un mundo humano y la evangelización son como dos caras de la misma realidad. No habrá reconstrucción sin una nueva evangelización y al revés, una evangelización que no generase una humanidad nueva, una nueva cultura no sería una evangelización verdadera. Urge el que las nuevas generaciones vengan al encuentro con Cristo, para hallar el verdadero, el pleno, el profundo significado de ser hombre o el profundo significado de palabras y realidades tan claves como paz, amor, justicia. La tarea es enorme, pero tenemos todos los motivos del mundo para la esperanza: en medio de la gran dificultad del momento, el drama del corazón humano permanece ahí, y ese corazón humano está hecho para el encuentro con Cristo, sus ojos están hechos para ver la luz y abrirse a la verdad, que es Cristo, el corazón del hombre, el corazón del joven están hechos para ese encuentro, para que vea y siga a Cristo.